- Niños fueron visitados por el alcalde Eduardo Soto y el intendente Patricio Rey, quienes llegaron junto al viejito pascuero, llevando un mensaje de amor y fraternidad.
La magia de las fiestas de fin de año, donde reina el amor y la amistad, fueron parte del mensaje llevado la tarde del pasado miércoles 28 por el alcalde Eduardo Soto y el intendente Patricio Rey a los niños del Hogar Pequeño Cottolengo de Rancagua, quienes recibieron a las visitas que llegaron con dulces, juguetes, amor y, por supuesto, el Viejito Pascuero.
La jornada comenzó con una liturgia en la capilla del Hogar, hasta donde las autoridades, funcionarios de la institución y los niños y adultos que viven
en el Pequeño Cottolengo, compartieron la palabra de Dios.
El alcalde Eduardo soto expresó que "hemos querido traer un mensaje de amor, y tuvimos la oportunidad de orar por darnos la oportunidad de celebrar estas fechas tan trascendentales con todos estos niños, quienes son un ejemplo de amor, ya que ellos tienen reflejado el cariño y el esmero con que son cuidados".
"Aquí no hay tristezas, sólo la inmensa paz interior de ustedes, y por ello les agradecemos por abrirnos sus puertas y recibirnos para entregar nuestro afecto", agregó el alcalde Eduardo Soto.
Asimismo, el intendente Patricio Rey señaló que "esta es una fecha para reunirse con uestros seres queridos y amigos, un momento donde impera la solidaridad, y onde debe ser una fiesta especialmente dedicada a los niños, una fiesta de unidad, sobre todo con pequeños como ellos, que necesitan de todo nuestro amor y protección".
En la visita, donde también fueron acompañados por el concejal Ricardo Guzmán, la máxima autoridad regional destacó que "el Pequeño Cottolengo es un modelo de testimonio cristiano sobre las condiciones de vida diferentes, como lo son las de personas con discapacidad intelectual".
"Además, quienes apoyan y trabajan en esta hermosa obra, son dignos de admiración, porque dedican no sólo su tiempo, sino que comprometen sus sentimientos por entregarles a ellos la mejor calidad de vida posible, para que, con dignidad y autonomía, puedan alcanzar su máximo desarrollo. Es una obra encomiable", afirmó.