- Con entrega de techumbre se dio cumplimiento a un compromiso del municipio rancagüino. Actividad contó con el arquero de ?la Celeste?, Luis Marín, quien compartió con los niños que participaron en el encuentro deportivo.
Era un sentido anhelo de la comunidad escolar del Colegio Especial Ricardo Olea: contar con un patio techado que les permitiera desarrollar las múltiples actividades deportivas y recreativas que constantemente organizan para promover el ejercicio en sus alumnos. Hasta hace pocas semanas, contaban con el patio, donde se hacían diversas competencias, pero el intenso sol de los meses primaverales y la lluvia en el invierno, limitaban estas iniciativas.
Hace algunos meses, el entonces alcalde de Rancagua, Eduardo Soto, llegó hasta el lugar para dar a conocer a la comunidad el circuito de máquinas de ejercicios implementados en todos los colegios municipales. En el caso de los alumnos del Colegio Ricardo Olea, cuyas necesidades son diferentes, la iniciativa cobraba aún más sentido, pues está demostrado que la actividad física es de gran ayuda en los procesos de rehabilitación.
En esa ocasión, se le hizo ver al alcalde la necesidad de techar el patio. A su vez, la Corporación Municipal venía vislumbrando dicho proyecto como una obra necesaria de concretar.
Pasado algún tiempo, el techo se construyó, con un costo de 47 millones 857 mil 900 pesos. Se trata de una techumbre moderna y estéticamente bastante adecuada al colegio, sitio siempre muy bien conservado por sus profesores, asistentes de la educación, alumnos y apoderados.
Esta semana, el colegio realizó unas olimpiadas escolares en las que participaron sus entusiastas deportistas además de delegaciones de otros colegios amigos, como el Carlos Miranda y el Jean Piaget. Era la instancia ideal para dar uso al nuevo patio techado.
Baby fútbol y tenis de mesa fueron los deportes favoritos de los estudiantes y hasta los apoderados vistieron el equipo del colegio para dejarlo todo en la cancha.
Esfuerzo que se vio coronado con una gran tallarinata en la que estudiantes, apoderados y educadores compartieron y disfrutaron, haciendo una realidad la integración de la cual muchas personas hablan, pero que no siempre se lleva a la práctica.
Y como guinda de la torta, el capitán del Club O'Higgins, Luis Marín, visitó a los niños y los acompañó en la ceremonia de premiación. Quién ganó o quién perdió, no tiene mayor trascendencia. Sí lo tiene la jornada vivida, en que los alumnos del Colegio Especial fueron perfectos anfitriones de estudiantes de otros establecimientos municipales, dando un ejemplo de compañerismo y amistad.