Actores rancagüinos emocionaron con obra sobre el Campamento Sewell

Jóvenes dieron vida a personajes e historias en una noche llena de complicidad y emoción de los asistentes.

Una verdadera ovación de pie de los cerca de 100 asistentes fue el premio a la puesta en escena de los 10 actores, que bajo la batuta de la directora Constanza Cale, dieron vida en una hora y 40 minutos a las historias y personajes del campamento minero de Sewell, presentación que ganó un proyecto Fondart y ha sido catalogada como obra teatral del Bicentenario.

Con el pasar de los minutos, los asistentes pudieron gozar de las historias de mineros, “guachucheros” y enganchadores, de sacrificados hombres y asumidas mujeres que acompañaron a sus esposos en esta loca travesía en busca de mejores oportunidades de trabajo y salariales, y que pasaron a formar parte del patrimonio de nuestra región y de esa cordillera dura que entrega la principal riqueza del país.

También se tocaron temáticas trágicas como el alud que arrasó los cuatro camarotes, la tragedia del humo, la desvinculación de las familias de origen para crear una verdadera raza de mineros, y de las dificultades que tienen los trabajadores para organizarse en pos de mejoras en las condiciones de trabajo y salariales.

La actuación estuvo a cargo de las compañías de Rancagua Teatro del homenaje y Triarte, que en una escenografía giratoria y acompañados por jóvenes músicos, demostraron el potencial y las ganas de los jóvenes en entregar cultura a la ciudad, y de paso dejaron claro que no sólo las grandes obras deben provenir desde Santiago.

Bajo el alero del Colectivo Prende, y con el apoyo en esta etapa de la Municipalidad de Rancagua, el grupo actoral pretende llevar esta obra a otras comunas de la región y otras ciudades del país.

Sewell y sus historias se robó el corazón de los asistentes a esta obra y más de una lágrima hizo rodar a quienes tuvieron el desafío y el privilegio de formar parte de esa gran familia que se crió, vició, sufrió y gozó, en los rincones cordilleranos, curtiendo su piel con el fuego de la nieve y el sudor del esfuerzo inhumano.