En emotiva ceremonia se distinguió a destacadas voluntarias por sus años de servicio a la institución.
Con la presencia del Alcalde Eduardo Soto Romero, la concejala Silvia Santelices, y la presidenta de la institución de voluntariado María Teresa Scholz, las Damas de Rojo de Rancagua celebraron 44 años de servicio en la ciudad, en los cuales a diario han prodigado los cuidados y atenciones de enfermos en el Hospital Regional.
La presidenta de la institución María Teresa Scholz destacó que cada año se renueva el espíritu de servicio de cada voluntaria, reforzándose la misión de ser portadora de las novedades a los familiares de los enfermos, y llevando palabras de aliento a quienes sufren una enfermedad y deben permanecer hospitalizados.
Luego de las sentidas palabras, se dio inicio a la premiación por 150 horas de servicio a las voluntarias Marcela Acevedo, Alicia Badilla y Maritza Duque, quienes recibieron un diploma de manos de la encargada de informaciones de la institución Gladys Canales.
Por cinco años de servicios, fue distinguida la voluntaria Zunilda Morales, quien recibió la barra de manos de su hija Nataly y su yerno Patricio, además de un presente de la jefa de maternidad Carmen Pinto.
Por 10 años de servicios, fueron galardonadas las voluntarias Erna Arriagada, Zoila Morales, Carmen Pinto, quienes recibieron sus correspondientes barras y un presente de la institución.
Por 15 años de servicios, recibió su barra la voluntaria Nora Poblete, quien también recibió un presente de su institución, de manos de la tesorera Juana Rojas.
Por 25 años de servicios, recibieron sus distinciones las voluntarias Graciela Correa y Silvia Padilla.
Por 30 años de entrega a la institución, fue galardonada la voluntaria Adriana Santana, siendo entregada la barra correspondiente por su hijo Oscar y su nieta Fernanda.
Por 35 años de servicios, recibió su barra de reconocimiento la voluntaria Teresa González, quien a nombre de la institución fue premiada por la presidenta María Teresa Scholz.
También hubo un homenaje para las damas que pasaron a ser parte de las voluntarias honorarias, quienes por diversos motivos han debido dejar las filas activas de la institución pero su corazón y su sangre permanecen rojos por el orgullo de haber sido parte a tan noble causa.