Eso para los más afortunados, ya que algunos incluso duermen a la intemperie.
Hay que recordar que cientos de familias resultaron damnificadas a causa del terremoto y que continúan esperando por una urgente ayuda de parte de las autoridades. Mientras eso sucede, cada noche deben dormir en carpas, organizarse para defenderse de posibles robos y rezar, para que sus suplicas sean escuchadas por los organismos de gobierno.
La situación es dramática, día a día, esta complejidad la deben enfrentar mujeres, embarazadas, niños y adultos mayores, a quienes el terremoto terminó con sus departamentos y viviendas.
Personal municipal y el propio alcalde Eduardo Soto han estado de manera permanente en Villas Cordillera y Los Parques, dos de los sectores más afectados y en donde las familias debieron abandonar sus hogares para vivir en carpas, e incluso, algunos a la intemperie.